Escribo este artículo después de más de un año y tres meses del último que publiqué en este Blog. Un año y tres meses en el que he puesto punto final, o cuando menos punto y aparte, a un periodo importante de mi Vida, y un punto de inicio a una nueva etapa de la misma, probablemente la última.
Recuerdo que hace muchos, muchos
años, asistí a unas clases para niños fundamentadas en aprendizaje visual real.
En concreto en aquellos momentos les estaban explicando los conceptos básicos
de la línea recta, curva, círculo, circunferencia, y esfera, que poco más o
menos se desarrollaba así:
La explicación se hacía con un juego de ocho cuerdas del
mismo tamaño, y un palo vertical giratorio con dos pequeñas placas de enganche
en los extremos superior e inferior. Cada cuerda era de un color diferente, y
todas, menos una de color gris, tenían un extremo verde y el otro rojo.
También había una
serie de objetos curvos y redondos como pelotas, canicas, aros, ruedas y una
esfera del globo terráqueo
El profesor comenzó
extendiendo en el suelo una de las cuerdas a lo largo y explicó su longitud,
señalando los puntos verde y rojo como el principio y fin de la cuerda. Y puso
varias cuerdas remarcando que aunque con diferentes colores todas las cuerdas
tenían la misma longitud. Luego cogió la cuerda gris, demostró que tenía la
misma longitud que las otras, pero que no tenía marcadas de forma diferencial
su principio y su fin. Unió los dos puntos de la cuerda y explicó los conceptos
de círculo y circunferencia, que complemento con el manejo del aro y de las
ruedas.
Luego, solicitó la participación
de ocho niños para coger cada uno una de las cuerdas y engancharlas a los
arillos pequeños que tenía el palo giratorio. Haciendo que los niños se
separasen del palo simuló y explicó el concepto de los meridianos de la tierra;
y haciendo girar el palo lograba mostrar una imagen de lo que pudiera ser el
globo terráqueo
Y ¿por qué me ha venido a mi
mente este recuerdo, y por qué lo traigo aquí?, porque me he dado cuenta, he
sentido, que mi vida (y quizás la de todos) sea del color que sea y aunque
parezca que cada cosa, cada etapa, cada situación, relación, proyecto, tienen
un principio y un fin, quizás -repito- todo ello no sea más que la partición
conceptual que hacemos para poderlo comprender, pero que en el fondo no es más
que una gran rueda, una gran esfera, un globo, en el que continuamente podemos
sentirnos en diferentes posiciones pero no es otra cosa que un átomo de
consciencia de una realidad giratoria continua en todos los sentidos.
Diréis que esto que acabo de
decir es absolutamente lo contrario de las tres primeras líneas de este
artículo. ¿Lo es realmente? ¿Es cierto que viví una etapa-cuerda de un color,
que "acabó", y ahora "empiezo" a recorrer otra de otro
color?, ¿o es todo un mismo caminar-rodar en el interior y exterior de la
esfera que en realidad constituye nuestra Vida? En realidad un día empezamos a
existir y otro día dejamos de existir; y ¿lo hemos hecho a través de una línea
recta?, ¿curva?, ¿una sola?
Decía Ortega que cada persona es
su yo y sus circunstancias. Es fácil que todos comprendamos qué constituirían
las circunstancias, y probablemente todos pensemos en cosas externas a la
persona y distintas (o repetidas) en cada momento; pero "el yo" de
cada uno es mucho más difícil de comprender, ya que se autogenera de forma
sucesiva y acumulativa por la genética y personalidad de cada uno, sus
sentimientos, sus pensamientos y sus decisiones. El yo es un mecanismo activo,
impulsor y de respuesta a la vez, por lo que podríamos decir que ese Yo y sus
circunstancias de Ortega es como el agua del río, nunca, ni un instante, es
realmente el mismo.
Decía que acabé una etapa importante de mi vida y empezaba
otra, y es cierto; pero en este año he oído muchas, muchas veces la expresión
"cambio de Vida", y quizás esa expresión es la que no sea tan
correcta, mi Vida sigue siendo única, la que empecé en enero del 46 y Dios sabe
cuándo acabará realmente; y lo demás no son más que el rodar continuo, como
cambian los años, los meses, los días, o las horas de cada de cada uno de
ellos.
He dejado atrás, en Alicante,
muchas experiencias, muchos sentimientos, muchas amistades y unos cuantos
amigos únicos; y he dejado atrás el mar, la playa, el sol, y los baretos y
tapeo que tanta felicidad me proporcionaron. Pero ahora, en El Escorial, están
mis hijas, la montaña, y la paz y tranquilidad que he de saber disfrutar e
incorporar a mi felicidad. La rueda de mi Vida sigue girando, y desde ella
trataré de comunicarme con todos mis amables lectores y amigos .... a los que
agradecería mucho vuestros comentarios.
Llenate de esa paz y de esa montaña y de mucho amor de tu familia, eso sí es otra etapa distinta a la que has vivido hasta ahora!! Que bien q hayas vuelto a las redes!! Y a Madrid.....te esperan muchas cosas aún estoy segura!!!
ResponderEliminarGracias por tus comentarios y sentimientos. El artículo realmente está continuando: una nueva entrada en "Universidad de la Vida" ya publicada y otra en camino ya. Espero que te gusten
ResponderEliminar